Por Aníbal Litvin
Dejar todo por escrito ayuda a todos los que trabajan con usted y a usted mismo a ser claros a la hora de hacer las cosas.
Usted ya sabe: no tiene por qué ser un libro de 200 páginas. Un “reglamento” o una “suma de cosas que usted quiere que pasen en su negocio”.
Nada. Una página con 10-20 cosas para que todos sepan lo que usted quiere.
Por ejemplo: quiere que cuando no haya clientes, todo el mundo acomode o limpie el piso (Tipo Mc´Donald´s).
O que el teléfono del negocio se usa para llamadas personales sólo con su consentimiento.
O que el que toma el último café de la cafetera tiene que hacer más para que ya le quede a los compañeros.
O que todos los viernes a las 18.00 hay que quedarse 10 minutos más para charlar sobre cómo fue la semana.
Verbalmente, no sirve
Usted sabe lo que quiere. Pueden ser cosas estrictamente laborales o de convivencia. Pero si lo dice verbalmente, no sirve. Las palabras quedan en el aire. “El otro” pudo haber entendido mal. O hacerse el zonzo que no entendió.
Si lo escribe, todos saben, nadie puede desentenderse y usted adquiere una mayor autoridad: “yo te avisé por escrito que quiero en el negocio tal y tal cosa”.
Es algo fácil de hacer. Y si quiere cambiar algo porque surgió un problema o porque un empleado le sugirió algo que está bueno, lo puede agregar.
Y si quiere sacar algo, lo saca. Pero cuando haga esos cambios, una copia a cada uno avisando que algo cambió y que lo lean.
Algo sencillo para darle más orden y que le permite a usted pensar más en el negocio y menos en si hay café o no para beber.
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