lunes, 21 de febrero de 2011

LO IMPORTANTE ES COMPETIR


Cuántas veces hemos escuchado esta frase, muchas de ellas dichas con una falsa sonrisa, cuando los perdidosos somos nosotros o el equipo de nuestros amores.

Somos competitivos (tenemos la capacidad de competir), pero en muchas ocasiones nos molesta la competencia (la oposición o rivalidad entre dos o más que aspiran a obtener la misma cosa, según el diccionario de la Real Academia Española)

Por eso nos pareció oportuno en esta edición poner el foco en qué entendemos como COMPETENCIA.

Se suele decir que hay “sana competencia” cuando los contendientes aceptan y respetan las reglas del juego.

Llevado al terreno de los negocios (y de nuestro negocio de posventa), a nadie se le ocurriría poner un cupo a la cantidad de casas de repuestos o un límite a la cantidad de especialidades. Y en muchos casos, cuando un cliente entra en uno de los negocios preguntando por una pieza o producto específico, de no trabajarlo, la respuesta siempre será identificar al local dónde lo encontrará.

En otras ocasiones, hay otra mirada sobre “la competencia”: cuando otra empresa o local “se roba” al mejor encargado.

Me atrevo a decir que si un buen colaborador nuestro decide ir a desempeñarse en otra empresa o negocio, ciertamente el error está de nuestro lado, y no deberíamos echarle la culpa a “ese competidor”.

¿Y cuando una empresa no respeta “la cadena”? En una oportunidad, el directivo de una empresa autopartista local, ante una pregunta nuestra, nos respondió: “Nosotros vendemos a todo el mundo…”. Nuestra cara de sorpresa fue mayor, no por el alcance de su mercado exportador, sino por el remate de la frase “¡...a todo el mundo que ponga el dinero sobre la mesa!”. Obviamente, su actitud no era no cumplir la regla implícita del negocio: El fabricante fabrica la pieza, el distribuidor las vende “al por mayor”, y el minorista “al por menor”.

Pero… ¿qué pasa cuando “otros” llegan al mismo mercado en el que actuamos desde hace años? La realidad es que en algunas ocasiones se corre el riesgo de sentirse “el dueño” del rubro. “Esa es competencia desleal” se escucha de parte de algunos.

Y eso vale para todos, incluso para nosotros: Cuando comenzamos nuestro proyecto editorial, hubo preguntas tales como “¿Y a Uds. quiénes los financian?”, y cosas por el estilo. Pero nosotros decidimos competir marcando diferencias: todas las revistas están hechas con papel y tinta. Hasta allí la similitud. El resto es lo que marca la diferencia. Y en definitiva, ¡que gane el mejor!

Natalio Borowicz

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