lunes, 12 de diciembre de 2011

COMUNICACIÓN: ¿Y SI UN DÍA ME CANSO DEL ASADO?



Comunicación: No hay que tener miedo al cambio

¿Y SI UN DÍA ME CANSO DEL ASADO?

Comunicar es un acto donde se requieren dos condiciones: constancia y creatividad. No hay que hacer locuras todos los días, pero cada tanto la sorpresa agrada.

Por Anibal Litvin

Luego de mi brillante exposición en el Aftermarket Momentum que se realizó el pasado noviembre con gran presencia de un público muy interesado en todos los temas que allí se tocaron, se me acercó una gente muy buena que yo no conocía y me dijo:
-Estuvo más o menos lo que habló. Pero nosotros hacemos siempre promociones: todos los años el asado con los clientes, siempre les regalamos remeras. Siempre hacemos más o menos lo mismo.

¿Por qué me dijo esto?

Minutos antes yo había dicho que la comunicación es un acto que debe ser adaptado a las posibilidades de cada uno. Alguno podrá poner avisos, otro enviará faxes a sus clientes, otro enviará mails semanales. No me metí en el “qué hacer”. Sólo recalqué que sí hay que comunicar. Que comunicar es parte del trabajo, a la medida de cada presupuesto.

Pero me dejó pensando

Pero el hombre del asado me dejó pensando. Todos los años, asado. Rico. Pero:
-¿Y si un día me canso del asado?
-¿Y si algún día muero y mi sucesor en el negocio odia el asado?
-¿Y si ya estoy podrido de tener 5 remeras iguales?
-¿Y si la gente deja de ir porque es siempre lo mismo?
Es como ir en automático. Yo hago esto de comunicación con los clientes y listo.

¿Y si probamos con otra cosa?

La idea es: si comunico siempre por mail, ¿no puedo ir a fin de año a mis 30 mejores talleres con una carta y un regalo para la mujer del mecánico?
-¿Y si en vez de remeras regalo porta-celulares con mi marca?
-¿Y si en vez de asado hago un Matarazzo Party?

 Lo que digo es:

No hay que romper todo para poder comunicar. Si se siente seguro con ciertas formas, siga haciéndolo.
Pero: ¿qué pierde con probar algo nuevo?
¿Sorprender con algo nuevo al cliente no es pensar en él?
Además, demuestra que más allá de pensar en precios y servicios, también piensa en cómo comunicarse mejor con él.

Seguramente, el día que no haga el asado alguno saltará y dirá: “Che, ¿qué pasó que no hiciste los chorizos de siempre”.
Pero habrá otros que pensarán: “Mirá qué buena idea que tuvo y cómo sorprendió”
Me voy: me dieron unas ganas terribles de comerme un choripán. Feliz 2012.

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