martes, 8 de junio de 2010

Todos para uno… ¿Uno para todos?

Muchas veces nos hemos preguntado qué pasa con nuestro equipo cuando no salimos ganadores en alguna contienda.
Esta pregunta vale para colocarla adonde más le plazca: fútbol, política, negocios…
El trabajo en equipo no sólo es una disciplina profesional. Es un arte que hay que saber planificar, explicar, poner en práctica, coordinar, corregir, volver a explicar, coordinar, conducir… y así hasta el infinito.
Tanto en nuestro fútbol, como en la gestión pública y en especial en nuestra tarea cotidiana, el trabajo en equipo es una GRAN asignatura pendiente que tenemos.
Y quien escribe esto, reconoce que aún tiene mucho, pero mucho, que aprender.
La motivación (vaya palabrita), el reconocimiento de las capacidades de cada uno, la valoración (otra palabrita) del trabajo realizado, la construcción de un verdadero espíritu de equipo, la buena onda (muy, pero muy importante), son sólo algunas de las cuestiones básicas que debemos tener en cuenta al momento de poner en marcha un proyecto junto a un grupo de personas (nuestro EQUIPO).
Si partimos de la (sana) base de que no somos especialistas en estas cuestiones, es un (muy) buen comienzo.
También el contar con ayuda externa, desde un consultor hasta un experto en recursos humanos, nos ayudará a comprender mejor el desafío que nos planteamos.
Por supuesto, la interacción con los componentes de nuestro grupo, que nos permita conocer no sólo las capacidades personales, sino más importante aún, sus propias expectativas, sumarán puntos al momento de poner al equipo en movimiento.
Saber escuchar, tener la humildad de reflexionar ante los fallos y/o fracasos, nos acercará un poco más hacia el objetivo de ser “ganadores”.
Y por último, pero no menos importante, es tener nosotros -como líderes- muy en claro el objetivo que trataremos de alcanzar.


Natalio Borowicz

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